Tejedoras bajo el cielo es un lugar para compartir el amor por la tejeduría y los tapices, para intercambiar información, noticias y opiniones relacionadas con el arte de tejer, para urdir en esta otra red una red de tejedores y renovar el interés por esta forma de expresión artística. Las autoras que colaboran en este sitio adoptan los nombres de tejedoras míticas de distintas culturas y tradiciones.

sábado, 13 de junio de 2015


ARAÑAS DE ORO

Las arañas 'Nephila' son conocidas como arañas de seda de oro debido al color de la seda que producen.



 Son las telas de araña de mayor tamaño, que a menudo superan el metro de diámetro.
También se las conoce como “Arañas Tejedoras” que tejen seda dorada con aspecto de auténtico oro.




Curiosamente, las hembras son las gigantes, con una longitud corporal de 3,8 centímetros y patas que se extienden entre 10 y 12 centímetros, en tanto que los machos  son muy pequeños.
                                      

 Proceden de África (Madagascar) aunque también se encuentran otras especies similares  en la India y en América del Sur. En el caso de estas especies que tejen seda dorada, la última especie fue descubierta en el siglo XIX por un misionero francés, Jacob Paul Camboué, que trabajó con arañas en Madagascar a finales del siglo XIX. Camboué construyó una pequeña maquina manual que extraía la seda de hasta 24 arañas a la vez sin dañarlas.

 Simon Peers y Nicholas Godley, encargados del proyecto, hicieron una réplica de esta máquina, una especie de bobinas de hilo con la que “ordeñaban” a 20 arañasa la vez.

Según Simon Peers, uno de los responsables del proyecto, "la seda de las arañas es muy elástica e increíblemente fuerte comparada con el acero". Los científicos han tratado de reproducir estas propiedades de tracción del hilo que generan estas arañas, pero por ahora no han tenido éxito al tratar de copiar al 100% sus propiedades. 



Bobina


El American Museum of Natural History expone un tapiz con unas dimensiones de 3.4 x 1.2 m cuya característica más exótica es que está hecha de seda de araña.







Durante 4 años, setenta personas se dedicaron a capturar arañas en la estación de las lluvias en los alrededores de Antananarivo, Madagascar. Doce personas se dedicaron a urdir los hilos y a tejer el tapiz con su seda en un telar manual y con técnicas desarrolladas, a finales del XIX.  El tapiz está expuesto en la Gran Galería del museo ostentando un espectacular color dorado.


Fragmentos del tapiz dorado (foto AMNH)


Cada araña puede producir unos 25 m de seda, de ahí  la estimación de que el tapiz ha necesitado sobre un millón de arañas para ser tejido. Un cálculo rápido supone que cada persona debió capturar unas 30 arañas al día durante el periodo de recolección, aunque tal vez sea un poco exagerado.


Posibles aplicaciones
En 1709, el gobierno francés encomendó al Naturista René Antoine F. de Réaumur que encontrase usos a la seda de araña con el fin de fabricar guantes y medias, pero se concluyó que no era rentable debido a la crianza de las arañas.

Durante la segunda guerra mundial se aprovechó para fines muy sofisticados. Como marcadores microscopios, telescopios, etc.

Podría tener múltiples aplicaciones en ingeniería médica: suturas en cirugía óptica, en neurocirugía, debido a su extrema delgadez y a que puede ser reabsorbido. Se estudia el uso en reparación de ligamentos y tendones.


 En la industria textil podría tener múltiples usos para el diseño de nuevos tejidos deportivos ligeros y altamente resistentes y para la manufactura de velámenes de los barcos.


El ejercito de los EEUU ha encontrado ya una aplicación de este nuevo material en los nuevos chalecos antibalas que han diseñado, mucho más ligeros y seguros que los que se han venido utilizando (R. Lewis, 2002).

Gracias a sus excepcionales propiedades mecánicas, el potencial de las fibras de seda de araña en diversos campos es notable. Sus fibras podrían emplearse en campos como la ingeniería de tejidos para la regeneración de órganos, tendones o ligamentos así como para suturas o compresas protectoras.

 También se ha propuesto que materiales con propiedades análogas a la seda de araña serían excepcionales para aplicaciones balísticas, bien con fines militares o defensivos (chalecos antibalas, materiales antideflagrantes, etc.) o bien para fines civiles como la creación de materiales de protección o elementos de seguridad vial (vallas, parachoques, etc.), debido a la gran capacidad de la seda de araña para absorber grandes cantidades de energía mecánica antes de su fractura.

FUENTES:
1.            LAS ARAÑAS Y SUS TELAS Un paradigma multidisciplinar.
Discurso de Ingreso pronunciado en el Acto de su Toma de Posesión como Académico de    Número por el Excmo. Sr. Doctor D. Manuel Elices Calafat
2.            Pelegrín Franganillo Balboa
3.            Wikipedia
4.            Golem blog
5.            (rtve.es)
6.            Archivo propio
7.            Inernet





domingo, 17 de mayo de 2015

A Propósito de un cuadro


En una sala de la Alte Nationalgalerie de Berlin se encuentra colgado este cuadro de Max Lieberman (1847-1935), un pintor impresionista alemán cuyo conocimiento tardío me ha provocado una honda emoción. El “Depósito de Lino en Laren”, también conocido como “Las hilanderas de Laren” (1887) es una de las obras realistas que este pintor dedicó a los trabajadores y campesinos, a los asilados y huérfanos,  con la esperanza de que ayudaran a impulsar cambios sociales y que le valieron los calificativos de “discípulo de los feo” o “pintor de la inmundicia”.



Nada más lejos de la realidad. La belleza de este cuadro que representa a mujeres holandesas de pie, hilando lino en un almacén, es de embeleso. Alineadas frente a las ruecas con la fibra entre las manos intentan mantener la tensión del hilo, cuidando de no romperlo, con un gesto que transmite a la perfección la concentración en la tarea. Ante las ruecas bajo las ventanas, una fila de niños encorvados, algunos tan pequeños que no les llegan los pies al suelo, enrollan el lino en las bobinas  y accionan las ruedas con la misma atención que las mujeres jóvenes dedicadas a otras actividades auxiliares. La escena, a pesar de la luz, no transmite alegría. Al contrario todos los personajes parecen entregados resignadamente a su destino.
Cuando Lieberman pintó este cuadro ya existía la hiladora de usos múltiples o spinning Jenny (1764) que permitía a un solo hombre controlar varias bobinas, y  la hiladora continua o water-frame de Richard Arkwright (1769) que hacía fibras más resistentes y que era impulsada por la corriente de agua o por una máquina de vapor en vez de manualmente. Incluso se había inventado ya  “la mula” (Cropton, 1779) una mezcla de las dos anteriores que además torcía el hilo. Pero en el almacén de Laren, en Holanda se seguía trabajando como antes de la época preindustrial, lo que incluía la utilización de niños.

La bobina era para nosotros los niños una terrible tortura. Cuando nos sentábamos hora tras hora en el taburete junto a la rueda, en un trabajo horriblemente monótono y agotador, sólo bobinas, bobinas, bobinas. El dolor de espalda, el brazo derecho que tenía que girar la rueda, amenazado con debilitarse, los dedos de la mano izquierda ensangrentados y desgarrados por las aristas de los hilos que tenían que ser pasados a la bobina para su distribución uniforme.
Y en el frío en los días duros de invierno, los terribles agarrotamiento de manos y los pies, ya que el inmenso taller solo era calentado por una pequeña estufa de hierro que a menudo era insuficiente porque se carecía de la madera y el carbón”
" (L. Zietz zit.n. M. puntos: los niños de la clase trabajadora en el Weinheim, 1981 )

La mecanización de los procesos de cardado, hilado y tejido revolucionó la industria textil  aumentó la producción de lino y algodón y generó riqueza, pero ni los salarios ni las condiciones sociales de los trabajadores mejoró, ni tampoco acabó con el trabajo infantil aunque fue prohibido por ley en muchos países. Hablamos de la Europa de los siglos XVVIII y XIX, pero en otros muchos países de otros continentes, situaciones similares continúan produciéndose.   

    Mientras miraba de nuevo este cuadro tan bello, me llegaba un enlace que os adjunto porque a pesar de ser un mensaje publicitario de esos que tratan de vender más aireando sus buenas acciones, refleja que hoy es todavía ayer en muchos lugares. Qiyi.


lunes, 27 de abril de 2015

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ENTRETEJIDOS


Hablar del tejido es hablar de tapices que son realmente telas realizadas de manera artesanal. Como todo tejido está formado por la urdimbre y la trama.


Usamos los materiales muy primitivos: un telar o bastidor de madera que puede ser de  distintos tamaños.


Telar vertical


Telar Bambino


Canillas


Fibras naturales, ya sean de origen animal o vegetal. Aunque Cualquier filamento puede ser tejido.


 Tela tejida con la seda de arañas


 Fue necesario capturar más de un millón de arañas tejedoras doradas  para crear este tejido dorado de  un poco más de tres metros de largo por uno de ancho. 



Generalmente en nuestros tapices utilizamos lana, algodón, yute, seda natural etc. 


Lana


Algodón


Seda


Un  tapiz puede estar realizado con mezcla de varios tipos de fibras.



Tapiz realizado con yute, algodón y seda.



El tejido artesanal no es considerado como una labor manual, si bien está hecha con las manos, al igual que una pintura no se considera un trabajo manual. El arte del tapiz es como “pintar con hilos”. De hecho, es sabido que desde el siglo XIII los grandes tapices se realizaban copiando con hilos los cartones que pintaban los llamado cartonistas. Entre tejedores y pintores se tenían que poner de acuerdo para poder llevar a cabo en el telar la pintura del cartonista.

Son famosos los cartones que Goya realizó para la Real Fábrica de Tapices en siglo XVIII, además de otros pintores como Mariano Salvador Maella, Antonio González Velázquez, José Camarón y José del Castillo. La mayoría de estos tapices se encuentran en el Palacio del Pardo, en el Palacio Real y en muchos otros lugares fuera de España.
Real Fábrica de Tapices


La Real Fabrica de Tapices se encuentra en Madrid en la zona de Atocha, muy cerca de “El Paseo del Arte” y en ella podremos encontrar una amplia colección de tapices, alfombras y pinturas del siglo XVIII, XIX y XX. Cabe destacar una colección de tapices tejidos según los 63 cartones pintados por Goya para esta fabrica.

Visitar la Real Fábrica de Tapices es visitar un museo vivo, ya que sus visitantes tienen la oportunidad única en España, de poder contemplar cómo los artesanos tejen los tapices y alfombras.






lunes, 13 de abril de 2015

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Firat Neziroglu

 

Firat Neziroglu es un polifacético artista plástico, nacido en la bella ciudad de Izmir o Esmirna (Turquía), graduado y doctorado  en Moda y Diseño Textil en la Facultad de Bellas Artes de Dokuz. Tejer es una de sus formas favoritas de expresión artística, pero  la danza, el diseño de moda y la escultura son otras vías que explora  e investiga para dar rienda suelta a su creatividad. 

Ha expuesto individualmente en las más importantes capitales del mundo (Londres, parís, Munich, Whashington, Sanghai, Nueva Delhi, Venecia, Roma, Singapur, Dubai, Marrakesh, Buenos Aires, Hawai, Kitakyushu, Incheon y Chonburi), ha participado en numerosas exposiciones y performances colectivas y ganado varios concursos. Imparte habitualmente cursos y seminarios y ha diseñado para diseñadores como Cemil Ipeckçi, Umit Unal  y Arzu Kaprol. Actualmente es el artista permanente más joven de la Galería Zilberman de Estambul.
 


 

 
Firat Neziroglu teje como quien hace una foto, captando el movimiento de un beso, el ondear de los cabellos al viento, la inmediatez de un gesto sorprendido, la mirada dirigida a la cámara.

 




Teje como quien pinta, subrayando las sombras y las líneas de forma muy definida; como quien modela, dando volumen a las ropas, al pelo. Teje como quien cose y diseña telas.



 
 


 

La mayoría de sus tapices permanecen anclados al bastidor una vez terminados, y la urdimbre, que a menudo es de sedal de pescar, se hace también invisible dejando al personaje casi en equilibrio,  suspendido o saliendo de su marco.
 


Utilizando el algodón y la lana como materiales principales, Firat teje en tafetán escenas de la vida cotidiana, pequeños momentos sin trascendencia para convertirlos en pequeñas obras de arte.





 




viernes, 27 de marzo de 2015

MITOS Y LEYENDAS




 Leyenda japonesa: La Grulla Agradecida



Esta historia trata sobre un joven que vivía solo en el campo.  Un día de invierno estaba paseando cuando escuchó un ruido extraño.  Quien lo producía resultó ser una grulla que había sido herida con una  flecha. El joven decidió ayudarla y le extrajo la flecha con mucho  cuidado, tras lo cual la grulla pudo mover el ala y remontar el vuelo.
Aquella  noche alguien llamó a su puerta. Cuando la abrió ante él había una  hermosa joven que había perdido su rumbo con la nieve y no sabía cómo  regresar. El joven le permitió quedarse a descansar esa noche. Cuando  se quiso dar cuenta, la joven llevaba ya un par de días viviendo con  él. Era tan dulce que no pudo evitar enamorarse de ella y le pidió  casarse, a lo que ella aceptó.
La vida era muy dura y eran muy  pobres, pero aun así eran felices; pero llegó de nuevo el invierno y se  vieron sin dinero ni comida. Entonces la mujer tuvo la idea de hacer un  tejido para venderlo y su marido le construyó un telar en una pequeña  habitación.
Una vez terminado, la mujer le pidió que por nada del  mundo entrase mientras ella estaba trabajando, a lo que su marido  accedió. Tres días y tres noches estuvo trabajando sin descanso, y  cuando salió de la habitación estaba completamente extenuada. Aun así  había conseguido tejer una tela maravillosa, por la cual les dieron  bastante dinero.
Con esto pudieron aguantar un tiempo, pero cuando se  les acabó todavía seguía siendo invierno. La mujer empezó a tejer  entonces otra tela, pidiéndole igual que la vez anterior que no entrase  mientras trabajaba. Esta vez no fueron tres, sino cuatro días los que la  mujer estuvo trabajando. Al terminar estaba casi muerta, pero la tela  que había hecho sobrepasaba con creces a la anterior. Con el dinero que  obtuvieron al venderla podrían vivir con comodidad durante dos inviernos,  pero desafortunadamente el joven sucumbió a la codicia.
El deseo de  ser rico unido a la intriga de cómo podía hacer esos tejidos si no  habían comprado hilo impulsaron al joven a pedirle a su esposa que  tejiese de nuevo. Ella al principio no estaba conforme porque tenían  dinero de sobra, pero el joven consiguió convencerla. Como siempre le  hizo prometer que no entrase en la habitación y volvió a encerrarse.
Esta  vez el joven no pudo evitar la curiosidad y abrió un poco la puerta  para ver como lo hacía; pero se llevó un susto tremendo al ver a un  pájaro frente al telar, arrancándose las plumas y usándolas sobre el  tejido. La impresión fue tan grande que no pudo evitar soltar un grito y  el pájaro le escuchó. Acto seguido el ave se transformó en su esposa y  le explicó lo que sucedía. Ella era la grulla a la que había ayudado  hacía ya tiempo. Para agradecerle ese gesto había decidido ayudarle y  por eso se había transformado en humana. Pero al haber roto su promesa y  haber descubierto su verdadera identidad estaba obligada a abandonarle.
Al  escuchar esto el joven rectificó y le suplicó que se quedase, que el  dinero no le importaba si no podía estar con ella; pero era demasiado  tarde. La grulla salió por la ventana y jamás la volvió a ver.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Noticias


Una joya olvidada 
La exposición de cartones para tapices de Goya en el Prado desentraña la trama formal y simbólica a través de la cual el pintor aragonés urdió su formidable empeño

FRANCISCO CALVO SERRALLER


Los pobres de la fuente, .
A mi juicio, son tres las razones fundamentales que acreditan como un evento excepcional la muestra titulada Goya en Madrid. Cartones para tapices 1775-1794, en exhibición en el Museo del Prado hasta el próximo 3 de mayo. La primera se refiere a su contenido, pues en ella hay un centenar de obras, 47 de las cuales son de Goya, siendo el variopinto resto otras tantas de un elenco singular, no solo de maestros contemporáneos españoles y extranjeros del siglo XVIII, vinculados a la empresa de la realización de cartones para tapices, sino, de alguna manera, pertenezcan a la época o a la escuela que pertenezcan, relacionados con los temas y las formas de interpretarlos del genial artista aragonés; es decir: un rico material que sirve para desentrañar la trama formal y simbólica a través de la cual Goya urdió este formidable empeño. Hasta el momento presente, los cartones para tapices que pintó Goya, durante casi 20 años, habían sido objeto de concienzudos estudios monográficos en forma de libros, como los que publicaron Cruzada Villaamil en 1870, Valentín de Sambricio en 1946, Jutta Held en 1971 o Janis A. Tomlinson en 1993, pero no en la forma de una confrontación visual en directo como la que permite una exposición temporal de las características de la que comentamos.
La segunda razón tiene que ver con la naturaleza del encargo, los cartones para tapices para la Real Fábrica de Santa Bárbara, que se inscribió en el programa borbónico de creación de industrias suntuarias, adaptado a la mentalidad española, a medias entre la Ilustración y el casticismo, una tarea aparentemente modesta y, por tanto, ofrecida a pintores con talento en ciernes, pero de un excepcional vuelo virtual, como luego lo corroboró Goya, que muy pocas veces en su dilatada carrera tuvo que enfrentarse con la realización de una serie encadenada de pinturas de tan formidable formato, ejecutadas encima entre cuando contaba con 29 y 49 años, el momento crucial de la decantación de su genio artístico y de la consolidación de su triunfo en la corte.

Dejemos lo deslumbrante a Goya, cuyos cartones de gran formato son ejercicios de pintura mural de tamaño solo superable por los frescos de San Antonio de la Florida

Y la tercera y última por el original e inteligente sesgo que le ha dado al proyecto su comisaria, Manuela Mena, al insertar en su recorrido un montón de atisbos y sugerencias que refrescan y orientan nuestra mirada sobre un maravilloso asunto de ilimitada riqueza analítica y formal. La magia de la mirada de Mena es que hace compatible el rigor científico con una perspectiva, a la vez, transversal y oblicua: un descubrimiento. No sé si el público, aturullado por tantos cantos de sirena, se ha percatado lo suficiente de esta rara joya del Prado, que es a la par deslumbrante y aleccionadora.

Dejemos lo deslumbrante a Goya, cuyos cartones de gran formato son ejercicios de pintura mural de tamaño solo superable por los frescos de San Antonio de la Florida, por no hablar de la comparativa establecida con la forma de hacer de sus mejores colegas contemporáneos, para centrarnos en lo transversal de la mirada de esta exposición, que nos traduce de un plumazo los paisajes deseados de la Ilustración española, con su rica contradicción de la pedagogía institucional de lo popular junto al aliento castizo del majismo; vamos: con lo mejor y lo peor de un pueblo que busca y no siempre encuentra hasta hoy mismo su identidad moderna. Y también, por supuesto, para prestar atención a lo oblicuo de esta misma mirada, que fondea en precedentes clásicos y naturalistas que espabilaron el género goyesco, lo cual ha supuesto convocar un no pequeño conjunto de esculturas antiguas, junto a un no menor grupo de antecedentes pictóricos de la propia tradición española y de sus fermentos italo-flamencos.
'Perros en traílla', de Goya, 1775.
 
Dividida en ocho capítulos, que elocuentemente aluden a temas de gran enjundia simbólica —La caza, Divertimentos, Las clases sociales, Música y baile, Niños, Los sueños, Las cuatro estaciones y El aire—, esta sola relación nos emplaza junto al quicio de la explicación completa de un cambio de época, lo que nos permite avecinar en un mismo haz lo que fuimos y lo que somos, precisamente lo apropiado para la comprensión cabal de nuestra atribulada identidad. Nos hallamos, en fin, ante un retrato tan redondo de nosotros mismos que hasta virtualmente nos permite continuar por nuestra cuenta el relato, porque, valga como botón de muestra, ante el cartón de La gallina ciega, de Goya, uno cree reconocer en él la revolucionaria zarabanda de La joie de vivre, de Matisse. ¿Se puede pedir más? Pues sí; porque, para la ocasión, han sido limpiados y radiografiados todos los cartones, lo cual, a su vez, nos demuestra que para ver hay que frotarse los ojos.

( El Pais, 26 marzo 2015)

martes, 24 de marzo de 2015

Noticias



Operación Telar


La antigua catedral de Roda de Isábena (Huesca) encargó en el siglo XVI a un taller de los Paises Bajos, probablemente al taller de Quentin Metsys,  la realización de un tapiz para cubrir al frontal de su altar. El tapiz, dedicado a la Virgen  y al Niño  mide 2,68 x 1,24, está realizado con lana y seda y en él aparecen también tres santos relacionados con Roda de Isábena: San Vicente, San Valero y San Ramón.



En esta iglesia románica estuvo custodiada la tela hasta que Erick El Belga, el famoso ladrón de obras de arte la sustrajo junto a otros objetos valiosos en 1979. Desde entonces el tapiz ha pasado por diversos países (Bélgica, Alemania, Francia, Estados Unidos) de forma ilícita a través del mercado negro, o sin que nadie reparara en su origen. El último dueño conocido, un estadounidense, pagó por él 369.000 dólares en 2010. 
La investigadora leridana Carmen Bernabé lo reconoció en un catálogo de subastas y lo denunció a la Guardia Civil que inició la Operación Telar en el año 2010. Hasta tres años después no fue devuelto por Estados Unidos. En 2013 se hizo cargo de él el equipo dirigido por Ana Shoebel del Instituto de Patrimonio Cultural de España donde ha sido sometido a un completo y minucioso trabajo de  restauración.




El tapiz será devuelto hoy al Museo Provincial de Huesca  en un  acto oficial presidido por el Ministro de Cultura  J. Ignacio Wert y la Presidenta de la Comunidad Luisa Fernanda Rudí.